Ayer soñé contigo. Era noche de verbena. Y bajo la luna escondida entre las nubes, nos venció el amor. Nos dijimos lo que se había quedado pegado a la piel como una mancha, como un lunar en el vientre, como una uña enterrada que supura en cada cambio de estación. Y nos besamos con la simple consigna del que espera que en la algarabía de una noche de verbena, se anime un pedazo de eternidad y salga con nosotros a la pista a bailar danzón.
Leonor Azcárate
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