jueves, 2 de junio de 2011

El escritor y una noche cualquiera.

  
   Se demoró. Una gripe que no terminaba de salir. Un estallido en los pulmones. Un espasmo en los músculos de no te olvido. Cómo es posible. Son siglos de espera. Pañuelos alrededor de la cama y las sábanas húmedas enredadas entre los pies. Cómo es posible escribir siete frases y después olvidarse de lo que se está hablando... anochece.

Leonor Azcárate.

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