Después de escribir 450976 palabras no tenía más qué decir y se dedicó a vagar por sus propias páginas muerto de sed y de tedio. En la página 85 naufragó y en la 87 lo rescató una barcaza construida de su propia literatura. Por la 105 arribó a Venecia y en la 106 pensó muy seriamente que debería dedicarse a escribir otra novela.
Leonor Azcárate
Curioso leer esto cuando llegué de la mano de Bouvard y Pécuchet...
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